¿Y si aprendemos del mariachi?: reflexiones e interrogantes para la defensa de nuestro patrimonio cultural

 

Por: Miguel Angel Foronda Calle

Gestor e investigador cultural

Lunangel.gc@gmail.com

Foto:  https://ich.unesco.org/es/RL/el-mariachi-musica-de-cuerdas-canto-y-trompeta-00575: 10/08/2023

En estos días me invadió una perspicaz inquietud: ¿Qué hubiera pasado si los mexicanos se declaraban exclusivos intérpretes de las bellas melodías del mariachi y exclusivos portadores de la vestimenta del charro? Quizás su popularidad no sería la misma que hoy tienen en todo el mundo al punto de haber logrado ser inscrito, hace más de diez años, como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

Inmediatamente surgió otra perspicaz inquietud: ¿algún mexicano habrá exigido pago de regalías por emular a su mariachi fuera de su país? Inmediatamente consulte con personas como mi papá y amigos, que no pueden celebrar un onomástico o encuentro social sin su clásico mariachi, ¿pagan alguna regalía sus mariachis a México por replicarlos? La respuesta fue contundente: NO, a más de los honorarios artísticos para los intérpretes no hay un monto extra para remitir a México. Gran gesto el de nuestros hermanos mexicanos: dejarnos disfrutar y replicar su patrimonio a cambio les ofrecemos, en cualquier parte del mundo, nuestro reconocimiento de que el mariachi es mexicano.

Que el Mariachi llegue a tener el posicionamiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y el reconocimiento internacional de que es de origen mexicano ha obedecido a acciones y prioridades que valdría la pena considerar a la hora de difundir nuestro patrimonio, probablemente podríamos sacar algunas lecciones importantes. El país azteca no ha perdido tiempo en generar recelos innecesarios o controversias internas e  internacionales sobre su mariachi afirmando que son los únicos que pueden representarlos o reclamando la generación de ingresos económicos a quiénes los emulan fuera de México.

El mexicano ha priorizado otras acciones para que su mariachi sea reconocido como parte de su identidad. Tras la revolución producida a inicios del siglo XX los mexicanos buscaron posicionar una identidad entorno a elementos como el tequila, el mariachi, la vestimenta del charro entre otros. Esta construcción se la ha hecho acudiendo a estrategias de difusión internacional a través de producciones musicales y cinematográficas que insistentemente mostraron estos íconos. Fue una tarea de largo aliento testimoniada por discos de vinilo, cassetts, cds y hoy spotify entre otros; de la misma manera lanzamientos de películas en el cine, afiches, souvenirs y hoy incluso mediante redes sociales como YouTube donde el protagonista es, ¿a qué no adivinan?: el mariachi, sino pregunten por Vicente Fernández, Luís Aguilar, Pedro Infante e incluso Cantinflas. 

Foto: https://www.amazon.com/-/es/Pedro-Infante/dp/B0007P0XSW: 10/08/2023

Los resultados de estas estrategias son claros: el reconocimiento internacional de que el mariachi es mexicano y a nadie le cabe duda de ello. Tampoco cabe duda que el origen de este patrimonio se encontraría en el municipio de Cocula en el Estado de Jalisco y desde hace un tiempo atrás es en ese lugar, junto a Guadalajara donde se celebra el festival internacional del Mariachi. Pero a la par, en la ciudad de México, en una latitud diferente al lugar de origen, está la plaza Garibaldi considerada por muchos como la “meca” del mariachi por lo cual concurren muchos turistas. Pero los mariachis no se encuentran solo en su país de origen sino en diferentes latitudes del mundo, eso lo sabemos porque siempre hay un amigo o conocido que para generar algunos ingresos extras tiene su grupo de mariachis con los que los fines de semana presta servicios en prestes, fiestas y otro tipo de eventos donde interpretan las bellas melodías mexicanas y visten los clásicos atuendos del charro, claro, hay algunos que lo hacen impecablemente y algunos otros, pues, que les puedo decir, lo intentan. Hay que destacar que esta estrategia de posicionamiento interno e internacional no fue motivada por una declaratoria de la UNESCO, sino por algo más importante como la construcción de una identidad nacional.

Conocer una realidad como la mexicana me ha generado muchas preguntas respecto a la política de salvaguarda del patrimonio cultural boliviano y en específico del patrimonio orureño. Me gustaría compartir algunas de estas inquietudes para reflexionar conjuntamente: ¿cuál es la estrategia que tenemos para posicionar a nuestro patrimonio cultural internacionalmente?, ¿qué hacemos para que se garantice un reconocimiento mundial de que nuestras danzas son bolivianas y en casos como la diablada orureñas?, ¿cómo hacemos que nuestros compatriotas en el extranjero y los propios extranjeros, que saben del origen de nuestras danzas, sean nuestros aliados para defender y difundir nuestro patrimonio?, ¿qué hemos hecho desde Oruro en relación al Carnaval desde que fuimos proclamados como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad?, ¿tenemos un plan de salvaguarda vigente para la Obra Maestra y que responda a las necesidades post pandemia?, ¿tenemos un marco jurídico coherente con la realidad y tiempo en el que nos encontramos?, ¿las decisiones toman en cuenta a los portadores o son tomadas en espacios de alta decisión que a menudo suelen estar desconectados de la realidad?, ¿qué podemos aprender de otros países con patrimonios culturales inmateriales de la humanidad como México con su mariachi?, finalmente: ¿qué hacemos como portadores del patrimonio para salvaguardarlo?, y en esta última pregunta no me refiero a las instituciones sino a las personas, a uno mismo ¿qué haces tú por tú patrimonio cultural?.

 

 Foto: Achivo Lunangel

 

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