El Patrimonio Cultural Inmaterial ante la Pandemia: ¿Suspender o reinventarse?, ¿Carnaval de Oruro 2021?

Por Miguel Angel Foronda Calle

Investigador y Gestor Cultural

El confinamiento y distanciamiento social impuesto, de manera obligatoria, por el Covid – 19 durante el 2020, y al parecer aún en este 2021, han provocado y provocaran una crisis a lo largo del mundo en diferentes ámbitos. El ámbito cultural, y para ser más precisos aquel referido al Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) también ha sido afectado. En ese contexto, entre muchos otros existentes, se ha desatado un debate sobre la prevalencia entre los derechos a la vida, salud y los derechos culturales y económicos. Cabría preguntarse ¿es necesario confrontar a estos derechos?, ¿es necesario poner a las expresiones del PCI suspendidas (detener/interrumpir)?, ¿no será posible una coexistencia sin que el ejercicio de unos afecte a otros?, ¿el término resiliencia (capacidad de adaptarse) es adecuado para las afectaciones al PCI?

Un acercamiento a la experiencia comparada nos podría proporcionar una somera respuesta a las interrogantes planteadas de cómo diferentes manifestaciones de PCI han confrontado al COVID-19. Tomemos el caso colombiano del Carnaval de Negros y Blancos de Pasto que forma parte de la lista representativa de la UNESCO de PCI de la Humanidad y que anualmente se realiza del 28 de diciembre al 6 de enero. Este 2021, esta festividad no se ha suspendido en términos estrictos y la misma viene siendo desarrollada de manera atípica bajo el slogan “Por mi vida, por tu vida, por el Carnaval!”. Lo que las autoridades y portadores de esta expresión han hecho es adaptarse a la contingencia sanitaria por lo cual la mayor parte de la festividad ha sido llevada al espacio virtual con: talleres, encuentros, espectáculos, y diferentes actividades que buscan preservar su esencia.

Arte que invita a actividades virtuales a la festividad colombiana

Otra experiencia es la Fiesta de San Juan Bautista de Venezuela celebrada entre mayo y junio de cada año y que ha sido postulada para ser inscrita en la lista representativa de PCI de la UNESCO. En este caso la virtualidad también ha sido una aliada fundamental para dar continuidad a la festividad, esta apuesta es más destacable que el anterior caso ya que la decisión ha sido tomada en un contexto donde recién se estaba asimilando como sobrellevar el confinamiento. Así, a través de plataformas virtuales, se han realizado ceremonias, rituales, conversatorios y otras actividades que reforzaron la identidad de esta expresión cultural, pero no solo eso, sino que esta ha sido una oportunidad de reforzar la transmisión intergeneracional de saberes relacionados a este PCI. Los Diablos de Píllaro de Ecuador, que son el centro festivo entre el 1 y 6 de enero,  son otro caso a destacar ya que ellos sin mucha mediatización realizaron algunas actividades con el concurso de un número reducido de personas en un lugar que evite aglomeraciones, dichas actividades fueron transmitidas por plataformas virtuales en vivo teniendo ello buena aceptación.

Los Diablos de Pillaro en una transmisión online

Fuente: @gadmpillaro

En Bolivia no hemos sido ajenos a estos desafíos. La Festividad del Señor Jesús del Gran Poder, registrada a finales de 2019 en la lista representativa de Patrimonio Inmaterial, con impulso del Gobierno Municipal planificó y desarrolló actividades en coordinación con actores de dicha festividad; en este caso también se apeló a la virtualidad, así, se han realizado charlas, presentaciones de libros, visitas a actores protagónicos como los artesanos, retransmisiones de versiones pasadas, entre otras. Otro ejemplo, la Fiesta Grande de San Roque en Tarija celebrada en los meses de agosto y septiembre de cada año, que en la actualidad se encuentra a la espera de ser evaluada para ser inscrita en la lista representativa del PCI ante la UNESCO, en este caso los portadores han asumido acciones directas como la del barrio “El Molino” donde se han colocado réplicas del santo en puertas de las viviendas, se han celebrado misas virtuales, se han colocado decoraciones alusivas a la festividad con réplicas de Chunchos en inmediaciones al templo del Santo Patrono entre otras actividades; lo anecdótico de este caso es que un grupo pequeño de promesantes, en la fecha prevista para el encierro de San Roque, sin previo aviso, salió a despedir la fiesta, una acción polémica y poco previsible.

Decoración con motivos de Chunchos en Tarija

Fuente: https://www.tarijabolivia.net/2020/09/san-roque-fiesta-grande-de-tarija.html

Los ejemplos mencionados nos muestran que el PCI es una expresión viva que ha debido y sabido adaptarse a un enemigo común llamado COVID, ello, cuanto menos ha sido una atenuante a las restricciones existentes. Así, desde mi punto de vista, considero que no tienen porque reñir el derecho a la vida y cultura, ambos pueden coexistir; es más complicada aplicar esta afirmación al ámbito económico porque muchas personas, para poner un ejemplo: artesanos y músicos, generan ingresos para su sustento y un cambio de condiciones de estas expresiones culturales tiene un efecto directos en ellos. Esto muestra que el sector cultural, también debe ser objeto de la política pública de los diferentes niveles de gobierno de un Estado. Descuidar a actores que no solo nutren el PCI sino que son parte de él puede colocar en peligro su continuidad por lo cual son imprescindibles políticas de salvaguarda. Cabe preguntarse ¿no es una oportunidad para que se dé la solidaridad entre quienes forman parte de esta fastuosa expresión cultural?

En este contexto ¿Qué posibilidades se presentan para el Carnaval de Oruro 2021? Que como es sabido forma parte del Patrimonio Inmaterial de la humanidad a partir de que fuese proclamado en mayo de 2001 como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, y posteriormente, el año 2008, fue inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Los ejemplos mencionados nos muestran que hay muchas alternativas.

Lo primero que habrá que considerar es que el Carnaval orureño, si bien muestra su mayor esplendor y visualización con la danza de sus dieciocho especialidades, tiene mucho más que mostrar y vivir. Esta festividad contiene un itinerario de ritualidades en tiempos determinados, que combinan prácticas católicas y precolombinas que son ejecutadas desde el primer convite e incluso se extienden hasta días después del domingo de tentaciones. En este orden de cosas podríamos preguntarnos: ¿Cuál sería la aplicabilidad de los medios virtuales para reproducir varios de estos rituales y las creencias que ello implica?, la experiencia de algunos conjuntos que han venido realizando veladas virtuales muestra que podemos aliarnos con esta virtualidad.

Invitaciones a Veladas Virtuales


Otro aspecto, no menos importante, es la difusión y transmisión de conocimientos que se contienen en este itinerario de ritualidades. En este caso también serían aplicables los medios virtuales para la realización de actividades como: coloquios, tertulias, que pueden ir de lo formal a lo más informal como una charla de velada, etc. La experiencia nos muestra, nuevamente, que ya se han venido dando experiencias de esta índole a través de iniciativas de miembros de algunos conjuntos del carnaval orureño así como iniciativas particulares como la que hemos venido asumiendo desde abril de 2020 a partir del fanpage de Facebook @LunangelGC donde se ha reunido a investigadores y portadores del PCI para que compartan su s conocimientos a través de tertulias virtuales.

Algunas invitaciones de la Cátedra del Patrimonio Cultural Inmaterial ha venido realizando diversas actividades virtuales sobre el Carnaval de Oruro



Ahora bien, como es sabido, en días pasados, tras una larga, en mi criterio innecesaria espera, se ha oficializado la decisión de suspender el Carnaval de Oruro del año 2021 por parte de las instancias llamadas por ley.  Quizás en lugar de dilatar la oficialización de esta decisión, inevitable por el contexto de rebrote en el que nos encontramos, se debió haber debatido con todos los actores involucrados las medidas de salvaguarda, las medidas de adaptación para que la festividad en honor a la Virgen del Socavón no sea interrumpida ante las facilidades que hoy nos proporciona la tecnología, ciertamente no será lo mismo, pero es una forma de atenuación, oportuna, dado que este año, el próximo mes de mayo, cumpliremos veinte años de la declaratoria como Obra Maestra. Quizás la palabra “suspensión” no sea la más adecuada, hoy se trata de readaptarnos, insisto, sin que ello implique arriesgar la salud en un contexto tan delicado como en el que hoy nos encontramos, asimismo, se muestra una solidaridad por el luto que ha generado la Pandemia también a los actores del carnaval orureño.  

Más allá de la acción estatal, que puede verse afectada en su desempeño por diferentes factores, considero que somos los portadores quienes debemos mantener vivo nuestro PCI. Para ello será importante dar continuidad a las veladas virtuales ya iniciadas, asumir acciones que de ordinario serían atípicas como filmarnos bailando con nuestros trajes de carnaval en nuestra sala o patio para mostrar nuestra riqueza, compartamos fotos y videos antiguos, reunámonos virtualmente para hablar sobre la historia de nuestros conjuntos, conozcamos las historias de nuestros adultos mayores, fortalezcamos el aspecto devocional manteniendo las ritualidades, asistiendo a misas virtuales, el Patrimonio es nuestro y que se mantenga vivo depende de nosotros. La Fiesta, una de las actividades contenedoras de diferentes PCI, no es solo caer en la diversión que no es mala en sí, no minimicemos y caigamos en la simple descalificación de esta palabra que tiene mayores connotaciones como lo religioso, lo cultural, lo identitaria, lo económica, entre otros que hacen a la existencia del ser humano. Entonces, la Fiesta, nuestro PCI, no se suspende, se adapta…




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